Pesquisar este blog
quinta-feira, 6 de setembro de 2012
Consejos de amor
Consejos de amor: una carta para Marlene Dietrich
Por: Diego A. Manrique| 06 de septiembre de 2012
El escándalo de Morocco: la arrolladora Marlene alardeando de bisexualidad ...¡en 1930!
Todavía dormimos con las ventanas abiertas pero empieza a intuirse el final de verano. Ya se palpa esa melancolía que carga septiembre. Cuidado, estos días traen contrabando de recuerdos agrietados: amores fugaces, desencuentros sentimentales, rupturas catastróficas. ¿Y qué hace uno? Escuchar música de alta sensibilidad, buscar libros sabios. Especialmente, lo segundo (lo primero, aviso, tiene su peligro: tiende a desarmarte).
Siempre consuela encontrarse con síntesis lúcidas, con textos certeros sobre sentimientos amorosos. Esa sensación me ha asaltado cuando he leído una carta de Noël Coward a Marlene Dietrich, recogida en The letters of Noël Coward. Los antecedentes: el remitente fue una de esas personalidades más fascinantes del siglo XX. Hombre de teatro, bon viveur, compositor (Mad about the boy, Mad dogs and englishmen), agente secreto durante la II Guerra Mundial, cabeza visible de la Internacional Gay. Y Marlene es, para lo que nos ocupa, la victima de una pasión desigual, específicamente de un affair envenenado con Yul Brynner.
Inmediatamente, desde su retiro de Jamaica (todavía parte del Imperio Británico), Coward la pone firme. Ricitos (el nombre que usan para designar a Brynner) no se merece esos sufrimientos. Ella no debe seguir sometida a un enamoramiento tan desigual. No es un escrito refinado pero Coward ofrece una respuesta sensata, tan útil entonces como ahora. Aquí está lo esencial de su misiva:
“Tu carta me provocó un montón de emociones y la que predomina es la rabia. La rabia al ver que permites que te humillen tanto, que seas tan infeliz por una situación que no es digna de ti. Detesto pensar en ti disculpándote, rogando perdon y rebajándote. No me importa si te portaste mal durante un breve momento. Tenías perfectamente derecho, considerando toda la devoción y el amor que has entregado durante los últimos cinco años. Tú único error es no haberte portado aún peor y mucho tiempo antes. El viaje en avión me suena como una pesadilla”.
Se refiere aquí a un intento de reconciliación por parte de Marlene. Sabiendo que Yul viajaba en tal avión, desde Nueva York a Los Ángeles, ella compró un billete para el mismo vuelo. Pero Ricitos la ignoró totalmente. Como escribía la Dietrich, “gracias a que soy alemana, cualquier otra persona se habría tirado desde el avión”. Sigue Coward:
Y remata Noel Coward: “Para ya. Para ya. Para ya. Otras personas te necesitan. Deja de desperdiciar tu tiempo en alguien que solo te dice cosas tiernas cuando está borracho. Saca de la maleta tu sentido del humor y sigue consagrada a vivir, A DISFRUTAR.”
Nöel Coward y Marlene Dietrich no pasaban desapercibidos cuando iban al teatro
¿Sirvió de algo?. Como suele ocurrir, Coward era más agudo regalando consejos que resolviendo sus propios conflictos. Por aquella época, se agotaba su emparejamiento con Graham Payn, un actor alcohólico al que intentó lanzar una y otra vez. Coward lo enmerdaría todo aún más al enamorarse de otro actor, el estadounidense William Traylor, que era heterosexual y católico practicante. Traylor, tras intentar suicidarse, terminaria en un psiquiátrico.
Entre tales turbulencias, Nöel seguía escribiendo para el teatro. Precisamente, estos días se ha estrenado en
Y si alguien se pregunta cómo demonios encaja esta historia en un blog sobre música pop, aquí nos encontramos con los secretos vasos comunicantes del siglo XX. Blanche, que todavía vive (100 años está a punto de cumplir la bendita señora), era la madre de Chris Blackwell. Exacto: el visionario fundador de Island Records, gran discográfica del rock y, sobre todo, empresa responsable del lanzamiento global del reggae. Una música, una cultura, una insurgencia que iba a acabar con el paraíso caribeño de Coward y sus distinguidos amigos.
http://blogs.elpais.com/planeta-manrique/2012/09/consejos-de-amor-una-carta-para-marlene-dietrich.html
Assinar:
Postagens (Atom)