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terça-feira, 27 de dezembro de 2011

TIM...TIM...

ÚLTIMAS NOTÍCIAS DO OLIMPO



Conseqüências da crise na Grécia: Zeus vende o seu trono para uma multinacional coreana.

Medusa faz bico na ala dos ofídios em um zoológico local.

Narciso vende seus espelhos para pagar a sua dívida do cheque especial.

Aquiles vai tratar o seu calcanhar no SUS. Eros e Pan inauguram um prostíbulo. Hércules suspende os seus 12 trabalhos por falta de pagamento.

Medusa transforma pessoas em pedra e vende na Cracolândia.

O Minotauro está puxando carroça para ganhar a vida.

Acrópole é vendida e em seu lugar é inaugurada uma Igreja Universal do Reino de Zeus.

Afrodite teve que montar uma banquinha de produtos afrodisíacos para pagar as contas.

Eurozona rejeita Medusa como negociadora grega: "ela tem minhocas na cabeça".

Sócrates inaugura Cicuta's Bar para tentar ganhar uns trocados.

Dioniso vende seus vinhos na beira da estrada de Marathónas.

Lula recomenda demissão de Zeus e indica Zéus Dirceu para o cargo.

Hermes está entregando o currículo para trabalhar nos correios. Especialidade: entrega rápida.

Caronte anuncia que a partir da próxima semana passará a aceitar o bilhete único.

Afrodite aceitou posar para a Playboy.

Sem dinheiro pra pagar os salários, Zeus libera as ninfas pra trabalharem na Eurozona.

Ilha de Lesbos abre resort hétero.

Para economizar energia, Diógenes apaga sua lanterna.

Oráculo de Delfos vaza números do orçamento e provoca pânico nas Bolsas.

Vênus de Milo promete dar uma mãozinha a desempregados.

Áries, deus da guerra, foi pego em flagrante desviando armamento para a milícia carioca.

Sócrates, Aristóteles e Platão negam envolvimento na rebelião da USP: "Estamos na pindaíba, mas ainda não descemos a esse ponto"

A caverna de Platão está abrigando milhares de sem teto.

Descobri o porquê da crise: os economistas estão falando grego !!!

http://www.advivo.com.br/blog/luisnassif/fotos-charges-e-tirinhas-313

A década do desencanto


Por Sergio Saraiva
 
Cada época tem um afeto que lhe caracteriza.
Nos anos noventa, ele foi a euforia: marca de um mundo supostamente sem fronteiras, pós-ideológico e animado pelas promessas da globalização capitalista. Na primeira década do século 21 os ataques terroristas aos EUA conseguiram transformar o medo em afeto central da vida social. O discurso político reduziu-se a pregações, cada vez mais paranoicas, sobre segurança, perda de identidade e fim necessário da solidariedade social.
No entanto, 2011 começou com uma mudança fundamental na dimensão afetiva. Pois novos laços sociais paulatinamente apareceram levando em conta a força produtiva do desencanto. Este é um dado novo. Desde o final dos anos 70, as sociedades capitalistas não tinham mais o direito de acreditar na produtividade do desencanto. Fomos ensinados a ver, no desencanto, um afeto exclusivamente ligado aos fracassados, depressivos e ressentidos; nunca aos produtores de novas formas.
Em "Suave é a Noite", Scott Fitzgerald apresenta um de seus personagens dizendo que sua segurança intacta era a marca de sua incompletude. Tal personagem nunca sentira a quebra de suas certezas, a desarticulação de seus valores, por isto ele continuava incompleto. Ele não tinha o desencanto necessário para explorar, sem medo, a plasticidade do novo.
Os novos personagens que entraram em cena na política mundial a partir deste ano não têm esse problema. Aqueles que transformaram 2011 no ano das revoltas sabem que todo verdadeiro movimento sempre começa com a mesma frase: "Não acreditamos mais". Não acreditamos mais em suas promessas de desenvolvimento social, de resolução de conflitos dentro dos limites da democracia parlamentar, de consumo para todos. Sempre demora para que tal frase se transforme em um: "Agora sabemos o que queremos". Tal demora é o tempo que o desencanto exige para maturar sua produtividade. Como sempre, essa maturação chegará quando menos esperarmos.
Mas todo acontecimento vem sempre acompanhado de um contra-acontecimento. Se o grande acontecimento de 2011 foi essa nova economia afetiva no campo político, o grande contra-acontecimento ocorreu na Grécia e na Itália: a expulsão dos políticos do centro de decisão em prol de meros estafetas do sistema financeiro.
Como se, de um lado, tivéssemos em marcha a dinâmica de reconstrução do político. De outro, sua anulação completa através da falácia gerencial de empregados do Goldman Sachs travestidos de primeiros-ministros. Estas são as duas vias às quais a década que agora nasce será confrontada.

http://www1.folha.uol.com.br/fsp/opiniao/17013-a-decada-do-desencanto.shtml



la copa de vino

¿Cuál es la copa más adecuada para cada tipo de vino?

Te contamos de qué material ha de ser, hasta dónde se debe llenar, cómo debe ser el talle... Y es que la mala elección de una copa puede 'arruinar' incluso el vino más exquisito

 
Las copas de vino no deben llenarse en exceso, el talle ha de ser suficientemente largo para no calentar con la mano el cáliz, y el material más adecuado es el cristal fino y transparente.
La temperatura, el corcho o la añada… son muchos los factores a tener en cuenta a la hora de disfrutar de un buen vino. Factores entre los que también se encuentra el tipo de copa en la que lo degustamos. Y es que, aunque no siempre le prestamos la atención debida, lo cierto es que una elección inadecuada en este sentido puede influir de forma muy notable en la percepción los diferentes caldos.

Aún así, en ocasiones existe un gran desconocimiento acerca de cómo debe ser la copa, de los requisitos que ha de cumplir dependiendo del vino que queramos degustar. Por esta razón, la bodega berciana Losada Vinos de Finca ha ideado unas reglas básicas y sencillas que seguro te ayudarán:
  • Las copas deben tener sus curvas en los lugares adecuados. El fondo debe ser redondeado para ayudar a airear el vino y dejar que se desarrolle su aroma correctamente. Por otro lado, la parte superior de la copa debe finalizar en forma cónica hacia el interior para que no se escape la esencia.
  • Es fundamental que el talle de la copa sea lo suficientemente largo como para no tocar el cáliz, pues de no ser así, calentaríamos el vino con nuestras propias manos.
  • El cristal debe ser transparente y liso, pues de esta manera podemos apreciar mejor la calidad y brillantez del vino.
  • Las medidas estandarizadas de una copa es de 5 cm de alto, 10 cm de fondo y 6,5 cm de ancho y fueron establecidas por Iso (International Standard Organization).
  • El vino añejo requiere una copa con boca ancha y fondo pequeño; los vinos más jóvenes, por su parte, precisan un fondo más grande y una boca más cerrada.
  • Los vinos espumosos y champanes deben servirse en copas aflautadas o 'fluté', que son altas, delgadas, de fondo pequeño y cónicas en la parte superior. Son adecuadas porque permiten que el vino no pierda su efervescencia y sus aromas se aposenten.
  • El vino blanco y tinto pueden servirse en la misma copa, aunque lo ideal es que la copa del vino tinto fuera algo más grande, pues es un vino de sabor más fuerte y necesita moverse para poder respirar. Por su parte, la copa de brandy o cognac es la copa que se sujeta con la palma de la mano, calentando el contenido y haciendo que el bouquet salga.
  • A la hora de servir, no se debe llenar demasiado una copa pues el vino precisa de espacio suficiente para respirar y liberar su aroma.
  • No se debe servir el vino de mesa en vasos pequeños pues da la sensación de que está ahorrando o racionando la cantidad. Como venimos diciendo, el vino necesita de una copa generosa como su propia naturaleza.
http://www.hola.com/cocina/escuela/2011081854097/vinos-copas-tipos/

El 'discreto encanto' de una copa de vino

 

Te damos algunas claves referidas a la temperatura adecuada a la hora de servir los distintos tipos de caldos: tintos, blancos, champanes, finos...

Además de saludable, una copita de vino al día resulta un verdadero placer para el paladar. Ya se sabe; lo bueno si breve... Por ello, nada como apostar por buenas referencias; esto no quiere decir que haya que dejarse la cuenta corriente en el intento. De hecho, hoy en día existen vinos con una magnífica relación calidad-precio. En este sentido, nada como dejarse aconsejar en tiendas especializadas. Así te lo contábamos el otro día en nuestros consejos sobre enología, con motivo de la vendimia solidaria en la que participaron diversos famosos.


El discreto encanto de una copa de vino
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Y es que el mundo del vino ejerce una poderosa atraccción sobre algunas de nuestras celebrities; ya sea simplemente por el encanto que supone disfrutar de una copa de esta bebida milenaria en buena compañía, ya sea incluso como objeto de inversión. El último ejemplo lo encontramos en la rica empresaria Ivana Trump quien, esta misma semana, lanzaba en Nueva York su colección de vino ‘Living Legend’ (un Cabernet Sauvignon y un Chardonnay) con su imagen en las etiquetas.

El 'discreto encanto' de una copa de vino

Pero volviendo a la calidad de las botellas y centrándonos en cuestiones algo más ‘prácticas’, queremos seguir hoy con otro pequeño capítulo de recomendaciones, esta vez relativos a la temperatura a la que es preferible servir los distintos tipos de vino. Así, a pesar del dicho Una temperatura para cada vino, una temperatura para cada gusto, existen una serie de claves con las que es difícil equivocarse:

  • FINOS Y MANZANILLAS
    Se deben servir a baja temperatura (ya que tienen un alto contenido en alcohol), pero no excesiva para poder disfrutar en su plenitud de los aromas. Una temperatura adecuada podría estar entre 8º y 10ºC.
  • CAVAS Y CHAMPANES
    Los jóvenes deberán servirse entre 6 y 8ºC, los de mayor crianza entre 8 y 10ºC.
  • BLANCOSLos jóvenes: hay que considerar si son ligeros y con más o menos aromas. En el primer caso podrían tomarse entre 6 y 8ºC. Si los blancos tienen más cuerpo y son más aromáticos es recomendable subir la temperatura cerca de 9ºC para que tengan mayor expresividad.
  • BLANCOS DE CRIANZA
    Aquí también se incluyen los blancos fermentados en barrica, que como los de crianza admiten temperaturas más elevadas desde los 10 a 12ºC para poder expresar mejor los aromas.
  • ROSADOS
    Como en el caso de los blancos los que sean más ligeros se deben tomar a una temperatura inferior, entre 5 y 7ºC y los que tienen mayor corpulencia pueden llegar a los 9ºC.
  • TINTOS JÓVENES
    Los más ligeros deben beberse entre 12 y 14ºC; los de más estructura entre 13 y 15ºC.
  • TINTOS DE CRIANZA Y RESERVAS
    Se sugiere los de menos cuerpo a una temperatura de 15 o 16ºC y los de más potencia entre 16 y 18ºC.
  • AMONTILLADOS
    Deben tomarse a una temperatura similar a la de los vinos tintos jóvenes: en torno a los 12 y 14ºC.
  • OLOROSOS Y OTROS VINOS DE LICOR
    Es interesante servirlos a una temperatura no muy alta por su gran contenido en alcohol, entre 14 y 16ºC.
  • VINOS DULCES
    Los moscateles de nueva aparición se pueden disfrutar entre 11 y 13ºC, los excelentes Pedro Ximènez y moscateles de uva pasificada andaluces es recomendable para contrarrestar el dulzor y el alto contenido en alcohol servirlos entre 14 y 15ºC.

http://www.hola.com/cocina/noticiaslibros/2011102055105/vino-servir-temperatura/

“rei da embolada”


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Na história da música brasileira, o compositor e cantor pernambucano Manezinho Araújo (1910-1993), bastante popular entre as décadas de 1930 e 1950, costuma ser lembrado como o “rei da embolada”. Em merecida homenagem a seu conterrâneo, o cantor Geraldo Maia demonstra, em “Ladrão de Purezas”, que o universo musical de Manezinho é mais amplo. Bem acompanhado por Vinicius Sarmento (violão) e Lucas dos Prazeres (percussão), Maia abre o álbum, interpretando com leveza o samba “Vatapá”, que já exibe na letra o característico humor de Manezinho – presente também no choro “Seu Dureza da Rocha Pedreira” e no samba “Nana Roxa”, que ganhou um arranjo bossa nova.

Menos conhecido, o lirismo do "rei da embolada" também comparece na seleção de Maia, tanto na singela valsa “Novo Amanhecer” como na nostálgica toada “Adeus, Pernambuco”. Um tributo musical que atualiza e rejuvenesce a obra desse mestre da canção sem jamais desfigurá-la.

(resenha publicada no "Guia Folha - Livros, Discos, Filmes", em 28/10/2011)




 

Fim de festa...

 

Caetano Veloso - Curva do Calombo



Seja como for, um fundo de excitação resta: sou louco por festas


Todo fim de ano é fim de mundo, e todo fim de mundo é tudo o que já está no ar. Ou pelo menos é assim que lembro que começa a canção que fiz em Brasília para o disco "Cantar", que produzi para Gal no final dos anos 1970. O ano de 2012 chega com supostas profecias do calendário maia, com a "Melancolia" de Lars Von Trier, com a deterioração da União Europeia e a impressão de que a hegemonia do Atlântico Norte chega ao fim. Isso é mais ou menos tudo o que já está no ar. Mas da próxima vez que eu for a Brasília, eu trago uma flor do serrado para você.

Não fui procurar o que afinal Flora Thompson DeVeaux achou de Brasília, mas vi que ela equacionou as notícias de cancelamento (tantas vezes desmentidas e reeditadas) do show de João Gilberto com o poema de Pessoa sobre Dom Sebastião ("Sem a loucura o que é o homem/ Mais que a besta sadia/ Cadáver adiado que procria?").

Brasília costumava ser o refúgio dos que desejavam salvar-se do Apocalipse. Só o Planalto Central do Brasil sobreviveria à subida abrupta dos mares e aos demais desastres que chegariam com o novo milênio. O novo milênio chegou, e o Brasil sentiu afinal tinha ele mesmo chegado ao futuro.

Aquele futuro que Stefan Zweig sacou tão bem. Mas as notícias sobre o crescimento das áreas faveladas nas cidades brasileiras, aliadas ao crescimento zero que sucedeu ao milagre da época da campanha de Dilma, fazem pensar em planejar um desânimo. Mais uma vez.

Enquanto escrevo no Leblon, ouço com espanto um carro de som que passa pela minha porta tocando "Boas Festas" de Assis Valente em volume de Jingle Bells. O vídeo que rola na internet tem uma versão dessa canção americana (ou será inglesa?) com alguns sotaques do nordeste brasileiro mas fincada em percussão e guitarra baianas. Sou velho o bastante para lembrar da marchinha de Assis Valente como canção de Natal por excelência, inclusive com uma gravação em harpa paraguaia que, quando surgiu, já um tanto tardia, era obrigatória nas festas de fim de ano.

Jingle Bells era conhecida (acho que João Dias a gravou nos anos 50, com a letra em português que conhecemos), mas o "Anoiteceu/ O sino gemeu" de Assis era que marcava a temporada natalina. Como se sabe, é uma canção de Natal com letra pessimista, coisa rara em toda parte e talvez mesmo impensável em todos os países ocidentais. Mas é uma canção irresistivelmente doce ao canto, profundamente concorde com a atmosfera do Natal.

É assim que os brasileiros sempre a escutamos. Observo que ela já não é tão ouvida ultimamente e suponho que gente da geração de meu filho de 19 anos talvez nem a coneça bem. Seria uma pena. João Gilberto a considera uma expressão de grande musicalidade (sua interpretação dela, que só se pode ouvir num vídeo do programa de TV que ele gravou faz já muito anos, é uma das coisas mais bonitas que o Brasil pôde vivenciar enquanto esperava o futuro).

Brasília não é celeiro de boas notícias, mas quem sabe? Há quem diga que ela mesma foi péssima notícia. Mas eu sou sebastianista joãogilbertiano e, louco, ainda acho que o pessimismo explícito e oculto da canção de Assis diaz algo sobre o Brasil que nós ainda não estamos à altura de entender direito. E olha que eu próprio já cantei essa música na TV com um revólver apontado para minha cabeça.

O fato é que eu acreditava que não gostava nem gostaria nunca de Natal. Mas admito que já faz uns 10 anos que venho mudando a esse respeito. Talvez isso se deva a eu ter sido sempre um cultuador da noite de São Silvestre (como Nietzche), em que grandes promessas se impõem, e os réveillons me tenham frustrado com quase intolerável insistência.

Fui me refugiando no Natal, que sempre compunha para mim o quadro chato que virou clichê de festa de família. Não que fosse assim na minha infância - ou em qualquer época na casa dos meus pais. Mas o Natal de sentimentalidade compulsória já me irritava desde que os galhos de pitangueira foram substuídos por lâmpadas, o presépio pelos pinheiros de plástico e a areia da praia pelas contrafações de neve obtidas com algodão e isopor.

Hoje sinto um pouco de saudade do algodão. Foi no começo de minha vida adulta que decidi desprezar o Natal de vez. Hoje confesso que até a árvore da Lagoa ás vezes me toca o coração (menos quando tenho de enfrentar engarrafamentos suplementares por causa da aglomeração de curiosos na Curva do Calombo ).

As festas de virada de ano, que sempre me excitavam, começaram a me deixar frio. Ou pelo menos relativamente frio. Não sei se foi aquele réveillon da Praia de Copacabana em homenagem a Tom Jobim em que um erro de Paulinho da Viola deu asas aos instintos jornalísticos mais baixos ou se foram as subsequentes festas de Ano Novo de que esperei tanto e que nada me deram - ou tiraram algo de mim-, ou quem sabe, as tristezas acumuladas nos anos mais recentes, o certo é que tenho me precavido contra as expectativas de Ano Bom.

Seja como for, um fundo de excitação resta: sou louco por festas. Na verdade é isso que ressurge na iminência do Natal. É como no carnaval: meu corpo todo se eletriza à aproximação. O réveillon meio que perdeu esse encantamento. O Natal ficou com um resto dele. O ano que vem não trará o fim do mundo, bem provavelmente, pois, como na outra canção de Assis, esses anúncios são sempre inconventientemente desmentidos pelo seguir difícil dos dias. Sinto-me num engarrafamento na Curva do Calombo.
 
 http://sergyovitro.blogspot.com/2011/12/caetano-veloso-curva-do-calombo.html