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domingo, 13 de outubro de 2013

POESIA - O único caminho



POESIA

O único caminho
Rio de Janeiro

No tempo em que o Espírito habitava a terra
E em que os homens sentiam na carne a beleza da arte
Eu ainda não tinha aparecido.
Naquele tempo as pombas brincavam com as crianças
E os homens morriam na guerra cobertos de sangue.
Naquele tempo as mulheres davam de dia o trabalho da palha e da lã
E davam de noite, ao homem cansado, a volúpia amorosa do corpo.

Eu ainda não tinha aparecido.

No tempo que vinham mudando os seres e as coisas
Chegavam também os primeiros gritos da vinda do homem novo
Que vinha trazer à carne um novo sentido de prazer
E vinha expulsar o Espírito dos seres e das coisas.

Eu já tinha aparecido.

No caos, no horror, no parado, eu vi o caminho que ninguém via
O caminho que só o homem de Deus pressente na treva.
Eu quis fugir da perdição dos outros caminhos
Mas eu caí.
Eu não tinha como o homem de outrora a força da luta
Eu não matei quando devia matar
Eu cedi ao prazer e à luxúria da carne do mundo.
Eu vi que o caminho se ia afastando da minha vista
Se ia sumindo, ficando indeciso, desaparecendo.
Quis andar para a frente.
Mas o corpo cansado tombou ao beijo da última mulher que ficara.

Mas não.
Eu sei que a Verdade ainda habita minha alma
E a alma que é da Verdade é como a raiz que é da terra.
O caminho fugiu dos olhos do meu corpo
Mas não desapareceu dos olhos do meu espírito
Meu espírito sabe...

Ele sabe que longe da carne e do amor do mundo
Fica a longa vereda dos destinados do profeta.
Eu tenho esperanças, Senhor.
Na verdade o que subsiste é o forte que luta
O fraco que foge é a lama que corre do monte para o vale.
A águia dos precipícios não é do beiral das casas
Ela voa na tempestade e repousa na bonança.
Eu tenho esperanças, Senhor.
Tenho esperanças no meu espírito extraordinário
E tenho esperança na minha alma extraordinária.
O filho dos homens antigos
Cujo cadáver não era possuído da terra
Há de um dia ver o caminho de luz que existe na treva
E então, Senhor
Ele há de caminhar de braços abertos, de olhos abertos
Para o profeta que a sua alma ama mas que seu espírito ainda não possuiu.


De estereotipos y verdades falseadas en literatura y cine



Por: EL PAÍS 13/10/2013



Fotograma de 7 días en La Habana.

Hoy termina en Puerto Rico la cuarta edición del Festival de la Palabra que ha reunido a 80 escritores de medio mundo. Una edición en la que los creadores han ido a buscar a su público y a potenciales lectores. Literatura, cine, arte y música. Sigue AQUÍ nuestra cobertura en esta cita cultural

Por ANDREA AGUILAR

Hubo alguna estrepitosa tormenta, subieron las temperaturas en San Juan, y la playa aún puede esperar. La llegada del fin de semana trajo mucho más público al festival, y un ambiente familiar con un público diverso, de todas las edades, que llenó las salas.

Muchos se acercaron a la proyección de 7 días en La Habana, la película coral que reúne siete micro historias, escrita por Leonardo Padura y dirigida por LOS directores Benicio del Toro, Julio Medem y Juan Carlos Tabío, entre otros. En el coloquio posterior el escritor cubano habló de los cortocircuitos que a menudo se producen entre guionistas y realizadores. “En Cuba la película tuvo dos lecturas. Por un lado fue vista como una cinta con imágenes posibles de La Habana y, por otro, como el reflejo de imágenes estereotipadas del exterior”, lamentó. “Lo único que pedí es que no incluyeran santería, ni putas y me llenaron la película de eso”. Los elementos falseados de la realidad cubana fue una batalla que Padura perdió, pero resignado explicó que por “eso se les llama directores”.


El manejo de la realidad y la forma que ésta asume en la ficción fue el eje central de la conversación entre el colombiao Jorge Franco y el puertorriqueño Sergio Gutiérrez. El autor de Rosario Tijeras confesó que, a veces, inmerso en el trabajo acaba por olvidar qué inventó y qué ocurrió en verdad. ¿Y cuál es la ética que debe guiar el trabajo de un escritor?Mayra Santos-Febres respondía a esta cuestión en otro debate. La novelista y poeta aclaró que esto va más allá de la vida personal de un autor: “Cuando uno se sienta a escribir la ética es individual, uno debe hacer con la imaginación lo que le dé la gana, porque el pacto es entre el escritor y su lector, y de lo que se trata es de crear tan bien una mentira que sea creíble”. Para Juan Gabriel Vásquez, que la acompañaba en esta mesa, esa lucha entre verdad y hechos novelados es rica y valiosa, precisamente porque una buena novela nunca es un manual de conducta. “Las novelas preguntan y son ambiguas, no ofrecen respuestas más allá de sus páginas; demuestran que el mundo está lleno de grises”. La portuguesa Lydia Jorge añadió como matiz el elemento de valentía que siempre acompaña a la buena escritura. “Hay que escribir y vivir con el pecho abierto, la escritura es un juego estético, de equilibrio. Hay que tener el coraje de explorar todo a fondo”, dijo antes de lamentar que Milan Kundera un escritor que ha mantenido una postura ética en muchos frentes, no haya ganado el Nobel.

Pocas ficciones han logrado calar tan profundo en el imaginario colectivo como las asociadas al nacionalismo. ¿Es la lengua una patria que salva o hunde? El novelista José Ovejero dijo no sentir que tiene una: ni un país que identifique con ese sentimiento, ni una infancia, como el poeta Machado, ni siquiera la literatura ha servido como sustituto. “He escrito contra un mundo que me desagrada”, afirmó. El peruano Daniel Alarcón habló de Perú como uno de sus “dos países” y también mencionó la patria inventada del inmigrante que añora, como esos puertorriqueños de El Barrio de Nueva York que plantaban sus banderas en las ventanas, y que no se ven en San Juan. En una de esas casas creció Justin Torres estadounidense de origen puertorriqueño que ha perdido el español como idioma, algo que siente que ha cerrado una puerta para conectar con su herencia cultural. “Hay otros idiomas dentro de una lengua y yo trato de hablar en mi escritura, como mi gente”, dijo Torres. Él creció en un hogar donde se romantizaba la idea de Puerto Rico, mientras que la poeta Mayda Colón lo hacía en el propio país donde el idioma “con exilio o sin él ha pasado por mucho”.

Sigue AQUÍ la cobertura del IV FESTIVAL DE LA PALABRA