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segunda-feira, 5 de março de 2012
Dylan en París, 46 años después
La Ciudad de la Música evoca al músico que, en 1966, dijo al público del Olympia que le silbaba: “No se preocupen, estoy tan deseoso de acabar como ustedes”
ampliar fotoBob Dylan, Filadelfia 1964. / DANIEL KRAMER
No parece producto de la casualidad (mucho menos del capricho) el hecho de que en su primera exposición dedicada a un artista vivo, la Ciudad de la Música de París aborde el enorme reto de redescubrir a aquel tipo que nació hace 70 años como Robert Zimmerman en Minnesota, cambió la historia del folk en los sesenta y elevó la escritura de canciones al rengo de la alta literatura. La muestra Bob Dylan: la explosión rock 1961-1966, que se inaugura hoy y estará abierta hasta el 15 de julio, invita a visitar o revisitar el planeta Dylan, asistiendo a la metamorfosis protagonizada por el músico desde la publicación de su primer disco, Bob Dylan (1962), hasta Blonde on Blonde (1966). Este escaparate de sonido e imagen en torno a la figura del padre de Mr. Tambourine man viajará después del verano a Londres. Los organizadores están negociando traer la exposición a Barcelona a principios del año que viene.
“Estos años fueron, no solo su tiempo más creativo, sino también el de mayor impacto, tanto que cambió la música para siempre”, explica Robert Santelli, director del Grammy Museum de Los Ángeles y comisario de la muestra. “Antes de que llegara Dylan”, comenta, “las letras del rock eran muy simples, él las convierte casi en poesía, y también le aporta al rock una consciencia”.
Al igual que hizo Martin Scorsese en su documental No direction home en 2005, la exposición de París vuelve así a los orígenes del mito Dylan, centrándose en los cinco primeros años de su carrera. Abarca desde su llegada a Nueva York para conocer a su gran mentor, Woody Guthrie, pasando por su consagración como la voz de la protesta estudiantil con The times they are a-changing’ (1964), hasta el accidente de moto que le apartó de los escenarios durante año y medio.
La idea de la exposición partió de las fotografías de Daniel Kramer, autor también de algunas de sus portadas de disco, como la de Highway 61 revisited. Sin tener mucho interés en el folk, este quedó fascinado por el joven Dylan al verle en 1963 interpretar en televisión The lonesome death of Hattie Carroll. Le siguió desde el legendario concierto de Woodstock en agosto de 1964 hasta el de Forrest Hills, exactamente un año y un día después. Acompañó la explosión del fenómeno Dylan, su paso del folk al sonido más eléctrico —con Bringing it all back home—, pasando por la revolución de Like a rolling stone en 1965, en el que rompe con la dictadura del modelo formateado para las radios con un título de seis minutos y medio.
Para entender la evolución de Dylan y la revolución que supuso cada uno de sus cambios, la muestra alterna fotografías con entrevistas, extractos de vídeos, manuscritos y críticas de la época. Abundan los objetos emblemáticos de la estrella, como una de sus primeras guitarras acústicas, y recuerda a sus grandes ídolos: Elvis Presley, Buddy Holly y Woody Guthrie entre otros. Rescata también los archivos de una entrevista surrealista en París, en la que aparece con un muñeco de madera. Cuando se le pregunta de qué está seguro en esta vida, contesta: “De la existencia de los ceniceros, de los picaportes y de los cristales de las ventanas”.
El recorrido se cierra con la relación de Dylan con Francia, donde dio su primer concierto en el día de su 25º cumpleaños, el 24 de mayo de 1966, en el Olympia. El público francés esperaba al americano portavoz de la protesta de los sesenta contra la Guerra de Vietnam. Se encontró a un Dylan con traje caro, unos kilos de menos, y una gran bandera estadounidense colgada detrás suya. Tardó diez minutos en afinar su guitarra y ante los silbidos del público no se le ocurrió otra cosa que preguntar si alguien tenía un periódico del día. “No se preocupen, estoy tan deseoso de acabar como ustedes”, lanzó.
“La gran fuerza de Dylan ha sido la de no estar nunca allí dónde se le esperaba”, cuenta Julie Benet, coordinadora de la muestra. Apenas unos meses tras su paso por París, en una carretera camino a Woodstock, Dylan bloquea la rueda trasera de su Triumph Bonneville y sufre un accidente que le aparta un tiempo de los escenarios y pone freno a esta primera etapa frenética.
http://cultura.elpais.com/cultura/2012/03/05/actualidad/1330951172_687617.html
“Estos años fueron, no solo su tiempo más creativo, sino también el de mayor impacto, tanto que cambió la música para siempre”, explica Robert Santelli, director del Grammy Museum de Los Ángeles y comisario de la muestra. “Antes de que llegara Dylan”, comenta, “las letras del rock eran muy simples, él las convierte casi en poesía, y también le aporta al rock una consciencia”.
Al igual que hizo Martin Scorsese en su documental No direction home en 2005, la exposición de París vuelve así a los orígenes del mito Dylan, centrándose en los cinco primeros años de su carrera. Abarca desde su llegada a Nueva York para conocer a su gran mentor, Woody Guthrie, pasando por su consagración como la voz de la protesta estudiantil con The times they are a-changing’ (1964), hasta el accidente de moto que le apartó de los escenarios durante año y medio.
La idea de la exposición partió de las fotografías de Daniel Kramer, autor también de algunas de sus portadas de disco, como la de Highway 61 revisited. Sin tener mucho interés en el folk, este quedó fascinado por el joven Dylan al verle en 1963 interpretar en televisión The lonesome death of Hattie Carroll. Le siguió desde el legendario concierto de Woodstock en agosto de 1964 hasta el de Forrest Hills, exactamente un año y un día después. Acompañó la explosión del fenómeno Dylan, su paso del folk al sonido más eléctrico —con Bringing it all back home—, pasando por la revolución de Like a rolling stone en 1965, en el que rompe con la dictadura del modelo formateado para las radios con un título de seis minutos y medio.
Para entender la evolución de Dylan y la revolución que supuso cada uno de sus cambios, la muestra alterna fotografías con entrevistas, extractos de vídeos, manuscritos y críticas de la época. Abundan los objetos emblemáticos de la estrella, como una de sus primeras guitarras acústicas, y recuerda a sus grandes ídolos: Elvis Presley, Buddy Holly y Woody Guthrie entre otros. Rescata también los archivos de una entrevista surrealista en París, en la que aparece con un muñeco de madera. Cuando se le pregunta de qué está seguro en esta vida, contesta: “De la existencia de los ceniceros, de los picaportes y de los cristales de las ventanas”.
El recorrido se cierra con la relación de Dylan con Francia, donde dio su primer concierto en el día de su 25º cumpleaños, el 24 de mayo de 1966, en el Olympia. El público francés esperaba al americano portavoz de la protesta de los sesenta contra la Guerra de Vietnam. Se encontró a un Dylan con traje caro, unos kilos de menos, y una gran bandera estadounidense colgada detrás suya. Tardó diez minutos en afinar su guitarra y ante los silbidos del público no se le ocurrió otra cosa que preguntar si alguien tenía un periódico del día. “No se preocupen, estoy tan deseoso de acabar como ustedes”, lanzó.
“La gran fuerza de Dylan ha sido la de no estar nunca allí dónde se le esperaba”, cuenta Julie Benet, coordinadora de la muestra. Apenas unos meses tras su paso por París, en una carretera camino a Woodstock, Dylan bloquea la rueda trasera de su Triumph Bonneville y sufre un accidente que le aparta un tiempo de los escenarios y pone freno a esta primera etapa frenética.
http://cultura.elpais.com/cultura/2012/03/05/actualidad/1330951172_687617.html
Os Mino Pira na Biscatagi
Guest Post, por Augusto Mozine*
Eu já tentei, fiz de tudo pra te esquecer
Eu até encontrei prazer, mas ninguém faz como você
Quanta ilusão, ir pra cama sem emoção
Se o vazio que vem depois só me faz lembrar de nós dois
Eu até encontrei prazer, mas ninguém faz como você
Quanta ilusão, ir pra cama sem emoção
Se o vazio que vem depois só me faz lembrar de nós dois
Nelson… cê já pegou uma Biscate? não sabe o que é Biscate… ah, meu saco! eu explico. como diz o Chico, fio, Biscate é quem te chama pra sambar, te leva pra benzer e vai pegar uma praia… capitou? ainda não! raios… vê se entende então: uma Biscate é quem vive na gandaia e espera que você a respeite; é quem toma conhaque com o tíquete do leite e te serve o pitéu na cama… é alguém pra, por fim, casar na igreja e fugir pra Bahia pra ver o sol nascer…
Agora cê entendeu, né! tinha isso na sua época? chamava cortesã… humm, sei… você pirava nelas também, né!?! então você sabe como é pegar uma Biscate (ou ser pegado, tudo que sobe, desce) fio! fala se não é irado! eu lembro daquelas da minha adolescência… putz, Nelson… toda vez que tinha dança da vassoura nas festas americanas era uma coisa!
Tinha que esperar a hora certa de dançar com a Biscate, não era em qualquer música… enquanto o Rodriguinho d’Os Travessos [uooo-ho-how] não mandasse um “sorria, que eu estou te filmando”, nem adiantava… por quê? ora bolas, porque, Nelson! Porque existia um código pra aproveitar a Biscate da sua vida! vê o vídeo e presta atenção…
Era assim: “toda vez que eu vejo vocêêê” – entrega a vassoura pro menino bonzinho que tava com a biscate; fala oi; espera ela dar um sorrisinho e abaixar a cabeça – “eu sinto uma coisa diferente [diferentiii]” – abraça ela pela cintura, sem indecência e chama ela junto na pegada – “toda vez que eu penso em vocêêê [uhmm-humm] / te vejo nos meu olhos tão carente” – cantando no ouvidinho dela… se ela é Biscate, Nelson, pronto! desmanchou…
Na próxima estrofe, meu querido, começa o jogo! “por que você não cola do meu lado?” – ela deixa você entrelaçar a perna em meio às dela – “esquece os grilos todos do passado” – ela desce uma das mãos da sua nuca para as suas costas… é a senha pra você sair da cintura e segurá-la pelos quadris – “vem comigo e tenta ser feliz” – é a hora da cafungada no cangote…
Se até aí deu tudo certo, fio, não tem mais erro… continua a música: “pare de dizer tá tudo errado” – aquela rebolada – “deixa eu logo ser seu namorado” – já tem pitu no dendê – “o resto é o destino é quem diz” – aí rola o beijo desentupidor de pia que vai durar todo o refrão…
Mas espera, Nelson! ainda não acabou…é na repetição do refrão, naquela hora em que o Rodriguinho já está em êxtase com o cavaquinho chorando e cantando com a cabeça pra cima e de olho fechado, que vem o melhor!!! é aí que você reconhece a nata da biscatagem… vem o tão esperado direito à encoxada…. ahhhh, o direito à encoxada…
É tipo assim… o beijo acabou e o Rodriguinho tá esgoelando um “sorria, que eu estou te filmando” – ela tira as suas mãos dos quadris dela, vira de costas e faz com que você a abrace envolvendo a barriguinha – “sorria, o coração tá gravando / o seu nome aqui dentro de miiim [uooo-ho-how]” – ela dá aquela reboladinha no compasso da música e você passa o queixo no pescoço dela e o nariz na orelhinha – “sorria, que o prazer já vem vindo” – a encoxada tá na velocidade cinco com direito a beijo – “sorria, nosso tá tão lindo” – uma mão espalmada na barriguinha, a outra levemente abaixo do peitinho; a festa americana inteira parou pra gritar e apontar o dedo pra vocês… claro que já tem um sacana te cutucando com a vassoura – “não quero ver você tão triste assiiiiim” – aí tem que voltar à decência… cara vermelha e a boca babada…
Ah, Nelson! o bobó derreteu… Nelson. Nelson?? tava fazendo o que no banheiro, fio? escutou o final? pois é, Nelson… os mino pirava na biscatagi…
*Augusto Mozine é desses. Desses que chega conquistando espaço. Diz-se por aí que ele não gosta de se definir, mas nós por aqui dizemos que é cientista social e surrealista. Se você passar quietinho e com atenção, vai ouvi-lo conversando com estátuas enquanto escreve nonsense pra quem quiser… Se espalha entre O Blog que Habito, Pode isso, Nelson? e Hipérbole Política (um segredinho: é um inveterado apaixonado, sofre e aproveita o melhor e o pior que as pessoas estão dispostas a oferecer…). Quer mais? Segue ele no twitter: @Mozzein
Prazo de Validade
O egoísmo. O essencial egoísmo de eu estar viva. São dias assombrados. Dias de espera. Que alguma coisa aconteça. "A identidade fatal do apaixonado nada mais é do que: eu sou aquele que espera" (Barthes). E eu sei da impossibilidade. Sei do impossível e da angústia da falta. Mas espero.
Estar viva. Respiro. É isso estar viva: a lembrança de repetir, sempre, essa falta. Venha: o ar, o tempo, você. Cada dia, um dia a menos, um risco a mais. De risco em risco desenho mapas de territórios a explorar. Quase dizia: tatear você. São estradas, penso. Um passo, outro e tantas noites nos olhos. Há sombras no anseio. Eu só nos sei em referências. As palavras nunca são o que dizem. Mas, se não há dizer, onde o querer?
Os corredores vazios, espaços amplos demais em mim. Ecos de frases futuras. Passos. Tudo se faz em som ou é o repetir dos tambores na tecnologia que dorme comigo? Nadas, eu os aprendi a contar no lugar dos intranquilos carneirinhos.
E o que me resta, se não resta nada? Resta a vontade de. De que você seja real. Carne, sangue e desejo. Que tenha pressa. Porque o mundo está acabando. Qual mundo? O meu. Esse mundo meu que te convida. Que te planeja. Tenho data de validade. Decifra-me e devora-me.
“Love is strong”
A canção é forte – “Love is strong”, dos Rolling Stones, e os anos 1990
Marcelo Flores |
Your love is strong and you’re so sweet
You make me hard, you make me weak
Love is strong and you’re so sweet
And some day, baby, we’ve got to meet
A glimpse of you was all it took
A stranger’s glance, it got me hooked
And I follow you across the stars
I look for you in seedy bars
What are you scared of, baby?
It’s more than just a dream
I need some time
We make a beautiful team
Well love is strong and you’re so sweet
And some day, baby, we’ve got to meet
Just anywhere, out in the park
Out on the street, out in the dark
And I follow you through swirling seas
Down darkened woods with silent trees
Your love is strong and you're so sweet
You make me hard, you make me weak
I wait for you until the dawn
My mind is ripped, my heart is torn
Your love is strong and you’re so sweet
Your love is bitter taken neat
Yeah, love is strong, yeah
Yeah, all right
Love is strong, yeah
Oh yeah, you’re so sweet
Love is strong… we’ve got to meet
Oh yeah, oh yeah
Love is strong… oh yeah
You make me hard, you make me weak
Love is strong and you’re so sweet
And some day, baby, we’ve got to meet
A glimpse of you was all it took
A stranger’s glance, it got me hooked
And I follow you across the stars
I look for you in seedy bars
What are you scared of, baby?
It’s more than just a dream
I need some time
We make a beautiful team
Well love is strong and you’re so sweet
And some day, baby, we’ve got to meet
Just anywhere, out in the park
Out on the street, out in the dark
And I follow you through swirling seas
Down darkened woods with silent trees
Your love is strong and you're so sweet
You make me hard, you make me weak
I wait for you until the dawn
My mind is ripped, my heart is torn
Your love is strong and you’re so sweet
Your love is bitter taken neat
Yeah, love is strong, yeah
Yeah, all right
Love is strong, yeah
Oh yeah, you’re so sweet
Love is strong… we’ve got to meet
Oh yeah, oh yeah
Love is strong… oh yeah
A década de 1990 representou um amargo fim de linha para a cultura de liberação e protesto forjada pelas gerações de jovens dos anos 1960. John Lennon havia sido assassinado há dez anos; há vinte anos, Jimi Hendrix (1970), tanto como Janis Joplin (1971), teve uma overdose de drogas; Jim Morrison (1971) e Brian Jones (1969) haviam sido encontrados mortos, o primeiro também por overdose. Mesmo assim, num período difícil, de inconsistência e estagnação em termos de cultura e tantas outras esferas da vida, os Rolling Stones continuavam firmes, produzindo música consistente, provocativa e vigorosa.
Foi justamente nesse período que eles – os Stones – realizavam, em termos de sonoridade, uma retomada das fórmulas da década de 1970, notadamente do disco Sticky Fingers (1971) – que teve capa de Andy Warhol, presença de Mick Taylor, e que consolida uma segunda fase da banda, em que ela produziu algumas de suas maiores canções, como “Sway”, “Sister Morphine” e “Wild Horses”. Além disso, deixava de ser apenas uma das maiores bandas de rock do planeta para se tornar, como tudo o que sobreviveu aos anos 1990, uma das maiores “marcas de sucesso” do main stream “cultural” – a indústria do entretenimento.
Foi na turnê do disco Voodoo Lounge (1994), que os Stones se tornaram realmente grandes na habilidade de gerir a banda e fazer os seus mega-shows – que vinham transcorrendo, em termos de aparatos de palco e elementos de cena do pop, desde os anos 1980. Passaram a encaminhar a coisa para muito além da música e com grande profissionalismo empresarial, a ponto não só de dominar o universo dos palcos, mas também de influenciar e interagir de modo jamais visto com o meio midiático do show business globalizado.
Voodoo Lounge é a grande consequência dessa virada da banda. O álbum retoma o formato bem “controlado” pelos Stones, com o seu estilo “clássico” e característico, reforçando ainda mais a afirmação de sua música como traço (e selo) inconfundível. “Love is strong”, a faixa de abertura do disco, e seu vídeo-clip são, deste modo, amostra de potência e, ao mesmo tempo, um bom arroubo de autoconsciência dos músicos e do produtor Don Was em relação a essa nova fase.
O clip é bem despojado. Ele integra e reproduz a canção em todas as suas dimensões – imagem, música, palavra – repetindo em riffs visuais a movimentação criada pela dinâmica da letra, que se conduz, por sua vez, pelo pulsar do quarteto de músicos, este sempre preocupado em manter firme o peso e a inflexão blues como base para a encenação.
A hipérbole despojada é o motivo que se desdobra por todo o vídeo para desenvolvê-lo e criar seu universo próprio. O cenário, seguindo esse princípio, projeta uma linguagem arquitetônica art déco sobre a metrópole – para obscurecê-la. A cidade é retratada em seus aspectos geométricos – linhas retas, cubos, ângulos agudos, superfícies chapadas contrastadas por diversos planos – que são, por sua vez, erguidos à dimensão dos arranha-céus.
Novamente o motivo se repete ao se desdobrar sobre as figuras humanas que estão em cena. Os músicos e as musas – a quem se destina a canção de amor –, incorporadas por tipos femininos típicos do mundo da moda e do dos paparazzi, como as mulheres de La dolce vita, estão em tamanho gigante, fazendo referência tanto à vontade de exagero e disparate evocada pelo rock’n’roll, quanto ao universo pop de King Kong e do cinema comercial.
A atmosfera criada pelo clip reúne símbolos e images/stories ligados ao truque, à produção de efeitos e à sedução. Por um lado é sexy, recorta certa sensualidade dos músicos e, sobretudo, de Jagger manipulando os clichês, tão originalmente trabalhados por ele, do rock star enquanto símbolo sexual. As modelos, enfim, arrematam esse clima de sedução, gesticulando e contracenando sobretudo com a letra, quando, ao serem hiperbolizadas, acabam por dar caráter ao amor, que, aqui, é forte, vigoroso, grande.
Por outro lado, tudo é fake, tudo é truque. A fumaça, o reflexo nos vidros das janelas, o cenário artificial, os efeitos de câmera para fazer as personagens parecerem gigantes. Há a palavra dealer (traficante e negociante). Ela remete não só ao mundo das drogas, mas ao caráter de produto que a banda está assumindo para si nesse momento. Daí pode-se falar em autoconsciência e talvez em autocrítica cínica.
É importante notar que, mesmo com toda essa enorme carga de informação histórica e estética, a música dos Rolling Stones, em contraste com o álbum anterior a Voodoo Lounge, Steel Wheels, recobrava o melhor de seu vigor. São retomadas nesse trabalho as ideias melódicas figuradas no limite entre o blues e o rock, as influências, tanto em termos de comportamento, quanto em termos de musicalidade, trazidas pelos Stones do fraseado e das ladainhas de Muddy Waters e Chuck Berry; tudo recontextualizado pela distorção e pela postura performática inovadora da banda.
Nesse álbum de 1994, fica bem evidente o estilo agressivo e direto: o pulso firme e pesado do diálogo entre as guitarras de Ronnie Wood e Keith Richards, ao estilo rock/blues ao qual este último guitarrista contribuiu fortemente para a sua construção; A bateria de Charlie Watts, menos virtuosística do que, por exemplo, a de John Bonham (Led Zeppelin), porém mais pensante e reflexiva em relação à melodia tocada (como um baterista de formação jazzística, Watts aplica, à sua maneira, essa linguagem ao universo do rock e, assim, o transforma); A criatividade de Mick Jagger, que além de cantar de forma mais do que original, escandindo as palavras de modo inusitado e extremamente técnico, executa solos de harmônica – deslocando esse timbre tão característico do blues de seu contexto original e atribuindo-lhe novos sentidos. Ele é “o” front man.
“Love is strong” é constituída em imagem por seu vídeo-clip a partir da mesma lógica que organiza seus versos, por meio de uma estruturação paratática – não linear, não discursiva, mas que é (por somatória de images/stories e estruturas, por acúmulos, embora isso possa soar paradoxal) muito poética, nos reconduzindo à sua tradição: a lírica de amor e a canção enquanto gênero. Não é exatamente música, pois precisa da palavra para se organizar, mas não é exatamente poesia, pois precisa de uma melodia para se expressar por completo.
Nesse gênero híbrido, os Stones dão à sua peça um tratamento contemporâneo e orgânico. Trata-se de uma canção de amor. Há um eu que canta, pretensamente apaixonado, para a sua amante. Entretanto, o tópos é trabalhado de maneira inusitada. Os amantes não formam um casal ideal, mas a beautiful team, um belo time, uma bela equipe. A paixão não é figurada por images/stories desgastadas ou decantadas do galanteio ou do desejo, como flores, fogo ou morte, mas é representada pela sua força – “love is strong” –, pela agressividade com que age sobre o eu – “You make me hard, you make me weak” –, pelo exagero, como já dito, do tamanho das personagens e pela potência do som que envolve as palavras.
Fica bastante clara a capacidade dos Rolling Stones de se manter a todo vapor – mesmo durante os anos 1990 –, se os compararmos, no ano de 1994 por exemplo, a outros paradigmas da canção ocidental, como Caetano Veloso, que lançava então Fina estampa, um disco bastante morno e sobretudo conformado em relação a sua obra como um todo e ao universo da indústria cultural.
Seja em forma de letra, de imagem ou de som, a canção “Love is strong” impressiona por sua força e simplicidade ao fazer, realmente, sentido enquanto obra, e realizar a constante manutenção de sua atualidade. Os Rolling Stones figuram, incrivelmente, entre os artistas da geração poética e musical da segunda metade do século XX que ainda têm o poder de mobilizar enormes turbas, bem como gigantescas quantidades de dinheiro por todo o mundo. Faz parte da estética do rock ser milionário, como disse Jagger certa feita.
São, assim, a imagem hiperbólica de sua própria música e a representação política do poder estético da canção popular somada às guitarras de rock, que caracterizam essa forte tradição na língua inglesa.
http://www.sibila.com.br/index.php/a-cancao-e-forte--love-is-strong-dos-rolling-stones-e-os-anos-1990
As mulheres e os sentidos na decoração
Como um todo, o nosso corpo é por si só a unidade e a totalidade, os nossos sentidos, cada um deles com a sua sensibilidade, orientam-nos no sentido de encontrar o equilíbrio e a harmonia. Talvez pela nossa maior proximidade com aquilo que os sentidos nos dão, nós, mulheres, encontramos na forma como decoramos os nossos espaços, um reflexo da nossa personalidade, daí que, dificilmente, nas nossas casas, eles consigam ter grande espaço para arrumar os "tarecos" que simplesmente achamos não se harmonizarem com o ambiente (mas há exceções à regra).
Dentro de casa, como refúgio que é, os nossos sentidos são estimulados de forma a encontrar a sintonia em cada uma das divisões da casa, e decerto já identificou, como cada um dos recantos estabelece uma, ou mais ligações, com os seus cinco sentidos, que, no caso específico das mulheres se diz haver um sexto.
Os sentidos na decoração
Comecemos pela visão, um dos sentidos mais estimulados, ou pelo menos aquele que nos dá uma apreensão direta do mundo envolvente. Na decoração este é evidente, desde o equilíbrio estabelecido pelas cores, pela disposição dos objectos decorativos, pelos recantos mais ou menos iluminados, que nos fazem escolher "aquele" canto da casa e não outro, para ler um livro, meditar, beber um refresco ou uma chávena de chá.
O olfato, talvez seja o segundo sentido que mais sensações nos transmite, é a vela aromática que arde e nos enebria com o seu cheiro, é o incenso que confere a paz de espírito, e a cozinha que nos enche de cheiros de iguarias, afinal quem não sente estes cheiros numa casa, num restaurante ou em qualquer loja, decerto não conseguirá ficar por muito tempo, já que este sentido dá alma aos espaços.
O tato, as texturas, o sentido que nos faz escolher umas almofadas de veludo no Inverno e umas cobertas de linho e ou algodão no Verão, que nos faz sentir o conforto de percorrer descalças num tapete ou carpete fofos e deslizar num soalho bem envernizado e/ou encerado. A frescura da seda, da organza, dos tecidos transparentes nos cortinados, e o conforto de um edredão de penas nas noites mais frias do Inverno.
Ouvir, ter a possibilidade de ouvir o próprio silêncio da fresca brisa que faz tocar os sininhos dos espanta-espíritos nas janelas, ou de ouvir aquela música calma na nossa loja de roupa e/ou de decoração favoritas, ou que nos faz pôr um som mais alto, num ritmo quente e dançar pelo salão liberto, mesmo que as janelas abertas possam fazer adivinhar uma grande festa.
Beber um vinho doce e um copo de água fresca, abrir aquela garrafa antiga e aproveitar o serão com os amigos a degustar pequenos churrascos, petiscos, mariscos, e sentir na garganta, além do sorriso, as temperaturas que fazem da nossa casa, ou do nosso lugar favorito, o local onde mais horas gostaríamos de passar, o gosto, por vezes tão agredido de fast-food, faz sem dúvida alguma parte de uns dos sentidos que mais prazer pode dar ao ser humano.
Se bem que dizem que o sexto sentido é obra das descendentes de Eva, pode dizer-se quase com toda a certeza que este não é mais que a conjugação de todos os outros, que num só se harmonizam, equilibram e mostram a quem tenha um pouco mais de sensibilidade, que uma casa, uma loja, um ambiente distinto, estão bem decorados... e em tudo o resto...as nossas impressões sobre os espaços e as pessoas que nos rodeiam.
Sofia Rijo (sapato nº 39) (www.expresso.pt)
9:00 Segunda feira, 5 de março de 2012 |
Ler mais: http://aeiou.expresso.pt/a-vida-de-saltos-altos=s24943#ixzz1oFKPmppZ
Bob Marley: ese polémico icono global
El documental 'Marley', del cineasta escocés Kevin Macdonald, resume el impacto cultural del cantante jamaicano
Fue uno de los golpes publicitarios de la pasada Berlinale. Allí se estrenó Marley, el documental del escocés Kevin Macdonald que dura dos horas y media. En abril se edita la banda sonora, como adelanto de la distribución internacional de la película. Según su realizador, “Marley ofrece un retrato íntimo de Bob, que pretende devolver al espectador a su música con una apreciación renovada de su belleza e importancia”. Una tarea compleja: Robert Nesta Marley no fue un cantante cualquiera. Su figura resulta esencial para fijar la identidad de su Jamaica natal y el Tercer Mundo en general; uno de los mayores iconos del planeta, conserva seguidores en los cinco continentes.
Bob Marley también equivale a gran negocio; su recopilatorio Legend se mantiene entre los discos más vendidos de la historia. Representa una de las pocas facetas risueñas de Jamaica, país desdichado que necesita atraer turismo: recuerden el alboroto provocado por la viuda, cuando quiso llevar sus restos a Etiopía, patria espiritual de los rastas. Y eso que, en vida, Bob sufría las críticas de muchos jamaicanos, que detestaban la identificación occidental de su persona con una música tan heterogénea como el reggae, aparte de recordar que, como mestizo, era un producto del colonialismo.
El legado de Marley aún da tarea a batallones de abogados. Un ejemplo: Aston Barrett, bajista de los Wailers, presentó una demanda por unos 70 millones de euros, en concepto de regalías. Según Chris Blackwell, fundador de Island Records y responsable del lanzamiento de Marley, ya había sido compensado. Pero Aston necesita más dinero: su apodo de Family Man obedece a sus 52 hijos.
Esta es una historia pegajosa, por la abundancia de sangre derramada. Tres de sus compañeros de viaje tuvieron muertes violentas: el baterista Carlton Barrett y los vocalistas Peter Tosh y Junior Braithwaite. El mismo Marley sobrevivió a un intento de asesinato en 1976. Con aquel tiroteo se le castigaba por la implicación de varios de sus socios en estafas en las apuestas hípicas. O, más probable, se le intentaba acallar por su apoyo —tibio, es cierto— al PNP, el partido entonces castrista de Michael Manley, frente al derechista JLP, encabezado por Edward Seaga, paradójicamente un estudioso de la herencia africana en Jamaica.
Ese incidente, que empujaría a Marley al exilio, rompió la prístina imagen desarrollada por Blackwell. No era exactamente el cantante de la concordia, el nuevo símbolo hippy para los años setenta. Todavía no habíamos leído la autobiografía de Rita Marley pero ya imaginábamos que el reparto de derechos entre hombres y mujeres no constituía precisamente el punto fuerte de las creencias rastafarianas. Y la Jamaica independiente distaba mucho del paraíso tropical de Ian Fleming. Ambos partidos habían armado a milicias que se dedicaban a intimidar, robar, matar. Un mánager de Marley insiste en que el cantante asistió impasible a la posterior ejecución de alguno de sus asaltantes.
Semejante ídolo provoca sentimientos encontrados. Comercialmente, el reggae quedó cojo con su muerte y ha sido superado, al menos en la isla, por músicas más agresivas y groseras. Su ideología también se redujo a un detalle folclórico, el consumo de ganja. Los Marley ahora licencian su nombre para fabricar abundantes productos, desde ropa a papel de fumar.
Pero una película queda para la eternidad. Desde hace años, Hollywood pretende rodar un biopic con actores, algo que choca con la insistencia de sus hijos —son siete varones, entre los 11 oficialmente reconocidos— en personificar a su padre. Todo tipo de directores, incluyendo a Scorsese y Demme, han sido atraídos por los diferentes proyectos que se cocinan alrededor de Rita. Ella tiene poder de veto, al controlar la mayor parte del cancionero y las grabaciones.
La bendición de la familia, aparte de allanar el camino para entrevistar a los allegados, permitió a Macdonald el acceso al archivo audiovisual de Tuff Gong, la discográfica fundada por Marley. El realizador explica que no ha hallado ningún Rosebud pero sí cree que su documental permite conocer mejor al hombre detrás de las canciones. E insiste que el trabajo resultó infinitamente más agradecido que el escarbar en la vida de Idi Amin para El último rey de Escocia.
http://cultura.elpais.com/cultura/2012/03/03/actualidad/1330800582_064900.html
El legado de Marley aún da tarea a batallones de abogados. Un ejemplo: Aston Barrett, bajista de los Wailers, presentó una demanda por unos 70 millones de euros, en concepto de regalías. Según Chris Blackwell, fundador de Island Records y responsable del lanzamiento de Marley, ya había sido compensado. Pero Aston necesita más dinero: su apodo de Family Man obedece a sus 52 hijos.
Esta es una historia pegajosa, por la abundancia de sangre derramada. Tres de sus compañeros de viaje tuvieron muertes violentas: el baterista Carlton Barrett y los vocalistas Peter Tosh y Junior Braithwaite. El mismo Marley sobrevivió a un intento de asesinato en 1976. Con aquel tiroteo se le castigaba por la implicación de varios de sus socios en estafas en las apuestas hípicas. O, más probable, se le intentaba acallar por su apoyo —tibio, es cierto— al PNP, el partido entonces castrista de Michael Manley, frente al derechista JLP, encabezado por Edward Seaga, paradójicamente un estudioso de la herencia africana en Jamaica.
Ese incidente, que empujaría a Marley al exilio, rompió la prístina imagen desarrollada por Blackwell. No era exactamente el cantante de la concordia, el nuevo símbolo hippy para los años setenta. Todavía no habíamos leído la autobiografía de Rita Marley pero ya imaginábamos que el reparto de derechos entre hombres y mujeres no constituía precisamente el punto fuerte de las creencias rastafarianas. Y la Jamaica independiente distaba mucho del paraíso tropical de Ian Fleming. Ambos partidos habían armado a milicias que se dedicaban a intimidar, robar, matar. Un mánager de Marley insiste en que el cantante asistió impasible a la posterior ejecución de alguno de sus asaltantes.
Semejante ídolo provoca sentimientos encontrados. Comercialmente, el reggae quedó cojo con su muerte y ha sido superado, al menos en la isla, por músicas más agresivas y groseras. Su ideología también se redujo a un detalle folclórico, el consumo de ganja. Los Marley ahora licencian su nombre para fabricar abundantes productos, desde ropa a papel de fumar.
Pero una película queda para la eternidad. Desde hace años, Hollywood pretende rodar un biopic con actores, algo que choca con la insistencia de sus hijos —son siete varones, entre los 11 oficialmente reconocidos— en personificar a su padre. Todo tipo de directores, incluyendo a Scorsese y Demme, han sido atraídos por los diferentes proyectos que se cocinan alrededor de Rita. Ella tiene poder de veto, al controlar la mayor parte del cancionero y las grabaciones.
La bendición de la familia, aparte de allanar el camino para entrevistar a los allegados, permitió a Macdonald el acceso al archivo audiovisual de Tuff Gong, la discográfica fundada por Marley. El realizador explica que no ha hallado ningún Rosebud pero sí cree que su documental permite conocer mejor al hombre detrás de las canciones. E insiste que el trabajo resultó infinitamente más agradecido que el escarbar en la vida de Idi Amin para El último rey de Escocia.
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