Desconfianza, sorpresa y optimismo en Miami tras la 'apertura musical' de Cuba
Gloria Estefan, en una marcha por las 'Damas de Blanco'. | Joe Raedle
- Para algunos es una maniobra demagógica o un engaño más de La Habana
- Sin embargo, muchos en Miami lo consideran algo positivo
Rui Ferreira | Miami
Actualizado sábado 11/08/2012
El próximo levantamiento de la censura a la presentación de los cantantes cubanos exiliados en las emisoras radiales de la isla ha sido acogido con una mezcla de desconfianza y optimismo en Miami.
"Es bueno que lo permitan. Es un reconocimiento a su trabajo, popularidad y una constatación de que son populares", dijo a ELMUNDO.es, Eduardo Fernández, un musicólogo de Miami que sigue de cerca el fenómeno del 'intercambio cultural', como se conoce popularmente a la ,cada vez mayor, presentación de artistas residentes en Cuba en los escenarios de la capital del exilio cubano.
Este intercambio siempre estuvo desequilibrado. El Gobierno de Estados Unidos siempre dio más permisos a escritores, músicos, académicos e intelectuales estadounidenses para que viajaran a la isla, que los que el Gobierno cubano concedió a los suyos. Por ello, en Miami hay quien ve con desconfianza el próximo fin de la 'lista negra' de cantantes del exilio en las estaciones de radio cubanas.
"Mire, a ellos [el Gobierno cubano] no les quedó otra que hacer esto. La presión de la gente es muy grande. Hay toda una generación que no le importa la política y quiere escuchar lo que le gusta. Y ellos tienen que entretenerlos porque, si no, se van a ir", agregó Manuel Elizardo, un exiliado cubano de 70 años, que se confiesa un "acérrimo contrarrevolucionario", pero admite abiertamente que "estos son otros tiempos".
El año 2010, Saavedra adquirió notoriedad cuando alquiló una aplanadora y destrozó en pleno corazón de la Pequeña Habana unos 20 discos del cantante colombiano Juanes, cuando este hizo un concierto en la Plaza de la Revolución, en La Habana.
"Nosotros no aceptamos esto de ninguna manera. Pasar a nuestros cantantes en la radio no es lo importante. Lo que tienen que hacer es dejar es que ellos vayan personalmente a Cuba a cantar al pueblo. Pero el Gobierno no los deja porque sabe que aquello se les puede virar a los gritos de 'libertad'", dijo Saavedra a ELMUNDO.es.
"El fin de la prohibición en Cuba de radiar las obras de autores contrarios al régimen tiene, al menos, dos aspectos que merecen destacarse. Uno, cotidiano, que tiene que ver con la supresión de la 'lista negra', que nunca fue oficial sino oficiosa y es el final de ciertos niveles deplorables de censura cultural", comentó a ELMUNDO.es el analista cubanoamericano, Alejandro Armengol.
El otro aspecto, en su opinión, "es que el Gobierno cubano finalmente se ha dado cuenta de que son mecanismos inútiles y contraproducentes en un mundo cada vez más globalizado, donde es fácil hacer rodar grabaciones de todo el mundo".
"Ahora, es el final de una veda que no hay que confundir con la desaparición de la censura porque, si hay un terreno donde Miami y La Habana han manifestado actitudes similares, aunque en direcciones opuestas, es en la intolerancia artística", agregó el analista.
Se trata de un movimiento creciente, no exento de controversia, al que se conoce popularmente como 'intercambio cultural', una frase sacada del lenguaje político de la administración de Barack Obama que ha estado concediendo visados a artistas de Cuba para que se presenten en Estados Unidos, casi siempre haciéndose de la vista gorda cuanto a los requisitos migratorios de pagar impuestos por los ingresos en taquilla.
Es así como en Estados Unidos han actuado cantantes con connotación y trayectoria política como Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, o otros no tan 'politizados', como Carlos Varela, Paulito FG, la banda los Aldeanos y Omara Portuondo.
Esto sin obviar toda una legión de escritores, actores, pintores y escultores que, en los últimos años, han tenido la oportunidad de viajar a Estados Unidos, ya sea por trabajo o como simples visitantes.
No ha sido un movimiento visto con simpatía por muchos en el exilio. Casi siempre, sus actuaciones son acogidas por un sector del exilio con manifestaciones de rechazo que llevan, incluso, a gestos públicos de destrucción de discos, libros y boicot de las presentaciones.
Uno de los grandes argumentos de los que se oponen a estas visitas, actuaciones y presentaciones, es que el régimen de La Habana nunca ha autorizado que los cantantes, actores, escritores e intelectuales exiliados puedan cantar, actuar o ser publicados en la isla.
Faltaban los músicos. Posiblemente porque un cantante es siempre más popular que un actor o un escritor, el régimen siempre tuvo reticencias en relación a permitir que los exiliados fueran escuchados en las emisoras cubanas, todas bajo control estatal. Mucho menos actuar en vivo.
La explicación era siempre la misma, sea porque se fueron de la isla, desertaron durante una gira o, sencillamente, tuvieron manifestaciones públicas contra la Revolución Cubana. Fue una política inflexible durante décadas que, sin embargo, no impidió que su arte llegara a la isla clandestinamente en el fondo de las maletas de los exiliados que viajan continuamente, o divulgada a través de rústicas grabaciones hechas por aquellos que escuchan las emisoras de radio del sur de Florida.
Fue así, como cantantes como Gloria Estefan, Willy Chirino o las fallecidas Olga Guillot y Celia Cruz, se hicieron populares en la isla durante generaciones.
http://www.elmundo.es/
"Es bueno que lo permitan. Es un reconocimiento a su trabajo, popularidad y una constatación de que son populares", dijo a ELMUNDO.es, Eduardo Fernández, un musicólogo de Miami que sigue de cerca el fenómeno del 'intercambio cultural', como se conoce popularmente a la ,cada vez mayor, presentación de artistas residentes en Cuba en los escenarios de la capital del exilio cubano.
Este intercambio siempre estuvo desequilibrado. El Gobierno de Estados Unidos siempre dio más permisos a escritores, músicos, académicos e intelectuales estadounidenses para que viajaran a la isla, que los que el Gobierno cubano concedió a los suyos. Por ello, en Miami hay quien ve con desconfianza el próximo fin de la 'lista negra' de cantantes del exilio en las estaciones de radio cubanas.
"Mire, a ellos [el Gobierno cubano] no les quedó otra que hacer esto. La presión de la gente es muy grande. Hay toda una generación que no le importa la política y quiere escuchar lo que le gusta. Y ellos tienen que entretenerlos porque, si no, se van a ir", agregó Manuel Elizardo, un exiliado cubano de 70 años, que se confiesa un "acérrimo contrarrevolucionario", pero admite abiertamente que "estos son otros tiempos".
'Tienen que dejarles ir a Cuba'
Los hay más radicales. Como Miguel Saavedra, el líder de 'Vigilia Mambisa', una organización callejera, que se ha hecho famoso por destruir discos y casetes de películas de cantantes y actores que residen en Cuba, cuando viajan a Miami.El año 2010, Saavedra adquirió notoriedad cuando alquiló una aplanadora y destrozó en pleno corazón de la Pequeña Habana unos 20 discos del cantante colombiano Juanes, cuando este hizo un concierto en la Plaza de la Revolución, en La Habana.
"Nosotros no aceptamos esto de ninguna manera. Pasar a nuestros cantantes en la radio no es lo importante. Lo que tienen que hacer es dejar es que ellos vayan personalmente a Cuba a cantar al pueblo. Pero el Gobierno no los deja porque sabe que aquello se les puede virar a los gritos de 'libertad'", dijo Saavedra a ELMUNDO.es.
'Se han dado cuenta de que es inútil'
De momento no se sabe cuando los artistas del exilio comenzaran a ser escuchados en las emisoras de la isla. De hecho, el Gobierno no ha admitido nada oficialmente. Apenas empleados de las estaciones han confirmado a periodistas extranjeros en La Habana que la 'lista negra' ha desaparecido. Una lista que, en una época llegó a incluir al cantante español Julio Iglesias, cuando en los años 80, este se solidarizó con los refugiados cubanos que llegaron en el puente marítimo del Mariel."El fin de la prohibición en Cuba de radiar las obras de autores contrarios al régimen tiene, al menos, dos aspectos que merecen destacarse. Uno, cotidiano, que tiene que ver con la supresión de la 'lista negra', que nunca fue oficial sino oficiosa y es el final de ciertos niveles deplorables de censura cultural", comentó a ELMUNDO.es el analista cubanoamericano, Alejandro Armengol.
El otro aspecto, en su opinión, "es que el Gobierno cubano finalmente se ha dado cuenta de que son mecanismos inútiles y contraproducentes en un mundo cada vez más globalizado, donde es fácil hacer rodar grabaciones de todo el mundo".
"Ahora, es el final de una veda que no hay que confundir con la desaparición de la censura porque, si hay un terreno donde Miami y La Habana han manifestado actitudes similares, aunque en direcciones opuestas, es en la intolerancia artística", agregó el analista.
Respuesta al 'intercambio cultural'
Entre los que recelan de la decisión del Gobierno comunista, hay quien piensa que es una forma de responder al impacto que tiene dentro de la comunidad exiliada la, cada vez mayor, presentación de artistas residentes en Cuba en los escenarios de la capital del exilio cubano.Se trata de un movimiento creciente, no exento de controversia, al que se conoce popularmente como 'intercambio cultural', una frase sacada del lenguaje político de la administración de Barack Obama que ha estado concediendo visados a artistas de Cuba para que se presenten en Estados Unidos, casi siempre haciéndose de la vista gorda cuanto a los requisitos migratorios de pagar impuestos por los ingresos en taquilla.
Es así como en Estados Unidos han actuado cantantes con connotación y trayectoria política como Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, o otros no tan 'politizados', como Carlos Varela, Paulito FG, la banda los Aldeanos y Omara Portuondo.
Esto sin obviar toda una legión de escritores, actores, pintores y escultores que, en los últimos años, han tenido la oportunidad de viajar a Estados Unidos, ya sea por trabajo o como simples visitantes.
No ha sido un movimiento visto con simpatía por muchos en el exilio. Casi siempre, sus actuaciones son acogidas por un sector del exilio con manifestaciones de rechazo que llevan, incluso, a gestos públicos de destrucción de discos, libros y boicot de las presentaciones.
Uno de los grandes argumentos de los que se oponen a estas visitas, actuaciones y presentaciones, es que el régimen de La Habana nunca ha autorizado que los cantantes, actores, escritores e intelectuales exiliados puedan cantar, actuar o ser publicados en la isla.
Inflexibles durante décadas
En los últimos años, los escritores han sido una excepción. A poco y poco el régimen ha dado ciertas señales de apertura hacia el exilio, que comenzó con los escritores y actores, a quienes se ha comenzado, tímidamente, a imprimir en publicaciones oficiales o se les ha permitido viajar a Cuba para participar en proyectos junto a sus colegas de la isla.Faltaban los músicos. Posiblemente porque un cantante es siempre más popular que un actor o un escritor, el régimen siempre tuvo reticencias en relación a permitir que los exiliados fueran escuchados en las emisoras cubanas, todas bajo control estatal. Mucho menos actuar en vivo.
La explicación era siempre la misma, sea porque se fueron de la isla, desertaron durante una gira o, sencillamente, tuvieron manifestaciones públicas contra la Revolución Cubana. Fue una política inflexible durante décadas que, sin embargo, no impidió que su arte llegara a la isla clandestinamente en el fondo de las maletas de los exiliados que viajan continuamente, o divulgada a través de rústicas grabaciones hechas por aquellos que escuchan las emisoras de radio del sur de Florida.
Fue así, como cantantes como Gloria Estefan, Willy Chirino o las fallecidas Olga Guillot y Celia Cruz, se hicieron populares en la isla durante generaciones.
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