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domingo, 5 de agosto de 2012

"Así me voy a morir, libre, sin yugos"

Chavela Vargas

"Así me voy a morir, libre, sin yugos"

PABLO ORDAZ 10 MAY 2009


No hay que fiarse de la silla de ruedas ni de las arrugas en el rostro. Tampoco de las gafas oscuras tras las que esconde su mirada. Ni siquiera de los 90 años que, según el calendario, acaba de cumplir. Todo es un disfraz. Tras él sigue viva, divertida, feroz, indomable, Chavela Vargas. Ya no bebe tequila ni fuma cigarros. Ya no enamora mujeres por derecho, a plena luz del día. Tal vez porque aquel alcohol, aquel humo y aquellas caricias ya no son piedra de escándalo, territorios prohibidos. Supo huir de Costa Rica a los 17 años. De aquella época recuerda a unos abuelos a los que apenas conoció, a unos padres a los que conoció demasiado y a unos tíos "a los que Dios tenga en el infierno". Su mejor juguete fue un revólver con el que distraía la soledad disparando a las culebras. Llegó a México en un avión de hélice, se hizo cantante de rancheras, se forjó una leyenda negra. Conoció y disfrutó a los mejores -Diego Rivera, Frida Kahlo, José Alfredo Jiménez-, pero también tuvo que fajarse con los peores. Dicen que manejaba la guitarra y el gatillo con idéntica destreza, porque ya se sabe que a los de su estirpe el destino no les pone red y tienen que jugarse el futuro a vida o muerte. Ni qué decir tiene que Chavela Vargas se ganó un lugar entre los grandes, y ahora está aquí, en la azotea de un hotel de la plaza del Zócalo, en el corazón de la ciudad de México, justo dos días antes de estallar la alarma por la gripe porcina, charlando de sus sentimientos, esculpiendo cada frase lentamente, como si fuera a una gruta a elegir las palabras y sólo regresara con las mejores. A veces se queda callada. Y sólo vuelve a hablar cuando está segura de que sus frases van a mejorar el silencio. Quién supiera hablar como calla Chavela.



"Me costó salir adelante, pero nunca me agaché". Chavela Vargas, figura de libertad, la voz desgarrada de México, ha cumplido 90. Y quiere despedirse como vivió. Sin deberle nada a nadie.

El escritor Carlos Monsiváis dijo en su homenaje que nadie le habla de usted. Que hablarle de usted a Chavela sería como si uno mismo se hablase de usted?
Monsiváis, mi amigo del alma. Lo quiero mucho. Y tiene razón. Nadie me habla de usted. Me molesta la distancia del usted. Es una cosa muy especial. Háblame de tú.

La ciudad de México se volcó en tu homenaje. Y llegaron mensajes de cariño de tus amigos de todo el mundo.
Yo estoy muy contenta, porque se anunció un homenaje y no fue un homenaje. Fue una confesión. Yo veía a todo el mundo. Y le hablaba al oído a cada uno. Y cada uno de los que allí estaban me hablaba al oído a mí. Lo sentí todo, lo vi todo. A mis años no estoy sorda ni estoy tonta. Lo oigo todo y me estaba dando cuenta de todo lo que pasaba a mi alrededor.

¿Y qué estaba pasando?
El público me estaba pidiendo amor. Que es lo que a la gente le hace falta. Los artistas estamos sosteniendo un mundo que se está cayendo. Damos esperanza. Por eso se arriman a mí, creyendo encontrar el amor. Y a veces sí lo encuentran y otras veces no, porque yo tampoco lo tengo.

¿Te diste cuenta de las edades de la gente que te sigue? Había gente de 18 años?
Y hasta de 80. Como Tongolele [la bailarina y actriz Yolanda Ivonne Montes].

Hay artistas que tienen un público que va creciendo a su ritmo, pero no es tu caso. Cuando vas a España y te alojas en la Residencia de Estudiantes, aquello se llena de jóvenes.
Me encantan los jóvenes. La maravilla de mi vida es que yo nunca me he sentido importante. Yo voy por la vida como un oficio. Con todo el corazón, con todo el sentimiento, pero como si fuera una cosa ya impuesta por el destino. El destino quiso que yo estuviera en un escenario, y lo estoy cumpliendo, porque las órdenes quién sabe de dónde vendrán. Eso que llaman alma, que es intangible, que es mentira, de donde viene toda la cosa artística, también te lo regala el destino.

¿Y de dónde viene el alma?
Quién sabe.

Entonces, ¿no se puede ir a una escuela a aprender el arte, a buscar el duende?
Es imposible. Es inútil perseguir el duende. No lo puedes comprar. No lo puedes alquilar.

Ni simular?
Nada, nada. O es natural o el público se da cuenta. Y yo me siento muy contenta. He cumplido una misión. Con mucho gusto. No forzada. Con amarguras a veces. Con dolor más que nada. Pero eso pasó. No dejó cicatrices en mi vida. No tengo malos recuerdos. Todo ha sido bellísimo.

¿Estás satisfecha?
Sí.


A ti te gustaron siempre las cantinas con carácter. ¿Cuándo estuviste en alguna por última vez?
Con Pedro [Almodóvar]. Ésa fue la última vez. Fue muy gracioso. Nos sentamos en la mesa de José Alfredo Jiménez y Pedro estaba feliz. Y yo le dije: -No tomes tequila, porque cuando te dé el aire te caes. Y me dijo: -No te preocupes. ¡Pues en cuanto le dio el aire se cayó! Le pasa a todo el mundo. A todos los turistas. Se caen. Es encantador el tequilazo. Me parece divino que México tenga eso del tequilazo. Bajas del avión, te tomas un traguito? ¡y al suelo!

¿Qué es para ti Pedro?
Es mi amor en la tierra. Es mi único amor en la tierra.

Él dice que cuando se muera, antes que como director de cine, quiere ser recordado como amigo de Chavela Vargas.
Es lindo que diga eso. Es lindo, sí.

¿Por qué esa relación?
Somos almas gemelas. Tenemos mucho en común.

¿Qué tenéis en común?
El dolor y la angustia y todo lo que hace falta para crear. Hay que inventar las cosas y cuando se inventan, duelen.

Qué bonito eso que dices?
Duelen mucho. Hay que sostener la mentira. Hay que sostener todo eso, que duele mucho. Día con día te duele. Tienes miedo a que se descubra la verdad. Tú te sonríes, porque suena simpático, pero es verdad. Y a Pedro y a mí nos pasa lo mismo. Parecemos muy valientes, pero por dentro... Por dentro "Sólo Dios sabe"

¿Me estás hablando de la soledad?
Soledad es libertad. Y nosotros somos libres, libres, libres? Que es lo más bello. Yo no tengo yugos. Yo no me agacho ante nadie. Jamás. Y lo mismo le pasa a Pedro. Nos ofrecen millones por una cosa y preferimos ir de gratis a otra. El alma vale más que los millones. Así somos. Y me encanta ser así y así me voy a morir, libre, porque ya no me falta mucho. Soy consciente de que ya voy terminando mi jornada.


Sigam lendo essa maravilhosa entrevista em: http://elpais.com/diario/2009/05/10/eps/1241936812_850215.html

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